· Rehabilitación de la Torre de San Miguel ·
Una torre y una escalera en la playa, entre las líneas paralelas de una carretera y la orilla del Mar Mediterráneo, se recuperan limpias y libres sobre la arena, y una nueva pieza entre la torre y el mar crea un espacio a la sombra.
Se construye un tamiz, un telón de fondo desde la carretera y un filtro hacia la orilla que no compite en escala ni forma. La posición de la nueva pieza se ajusta al eje principal de la torre, disponiéndose perpendicular a éste, casi paralela a la línea de costa. Su geometría se deja deformar levemente en el punto más próximo a la torre, recuperando una curvatura que tensiona el espacio entre ambas y marcando el acceso principal.
Se proyecta una estructura de pórticos de madera que construye una celosía tanto en techo como en paredes, abierta en sus extremos y en dos puntos intermedios para entrar y atravesarla. Bajo este entramado se distribuyen tres cajas que albergan programas que responden a la playa y al nuevo punto de información en la torre: duchas, sala de instalaciones, aseos, espacio de contemplación, almacén y un mirador al Cabo de Gata protegido del sol. La caja mayor, el almacén, se proyecta con dos laterales practicables, de forma que permita acoger otras actividades puntuales como exposiciones, proyecciones o reuniones.
Las cajas se construyen con estructura de acero laminado revestido por ambas caras con chapa de acero galvanizado. Estas cajas metálicas, montadas sobre perfiles metálicos retranqueados, parecen levitar sin tocar el suelo. La propia cimentación de losa vista constituye el pavimento de la nueva pieza, que con el tiempo será engullido y cubierto por la misma arena de la playa.
El espacio central, delimitado por celosía hacia el mar, la torre y el cielo, y por cajas metálicas en sus laterales, se convierte en un lugar de reunión y contemplación desde el que observar el horizonte del mar descansando sobre una piedra que invita a sentarse.